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¿Cómo observarse modifica nuestra percepción de lo observado? 1ra Parte.


Texto de una participante al curso Neuroartes, una poética cuántica en Santiago, mayo 2017. Primera parte.

La auto-observación es la capacidad de pensarnos y escucharnos a nosotros mismos. Dejamos por un momento de mirar hacia fuera, y hacemos una lectura subjetiva de nuestras personas para vincularnos con nuestra conciencia y al mismo tiempo con el mundo. En este sentido, somos capaces de convertirnos en el objeto y sujeto al mismo tiempo. A través de la auto-observación o autoconciencia podemos traer a la existencia nuestras experiencias pasadas y nuestras historias al momento presente, tomando como presente el punto temporal en donde nos situamos como observadores. Tomando en cuenta lineamientos de la mecánica cuántica, entonces, se podría decir que al observarnos o al pensarnos es cuando se hace presente el tiempo, la consciencia, y la existencia material, puesto que la materialización de las partículas requiere de la conciencia de un observador. Dado que estamos en constante cambio, ninguna auto-observación es idéntica a otra. Cada vez que nos pensamos somos distintos y nos hacemos distintos. Existe una constante transformación del ser. Así mismo, lo pensado también está sujeto al cambio y se modifica cada vez que es traído a la conciencia. Si como humanos estamos en constantes transformaciones y transmutaciones, es muy probable que lo que percibimos como externo o como parte del entorno también se modifique y cambie en virtud de nosotros, es decir, lo observado existe y se construye en la medida que el observador lo hace consciente. De acuerdo a esto, entonces, lo observado se materializa y existe como tal sólo cuando es pensado, y estará por esta misma razón sujeto a la subjetividad de cada espectador. Podemos decir que lo que nos ocurre a nosotros al pensarnos no es más que el reflejo de lo que nos ocurre con los objetos externos. Hay una constante construcción desde la perspectiva sujeto-objeto, y por ende solo habrían momentos efímeros que se perciben como estables, existentes y reales. Lo que se percibe de una manera en un momento dado puede que no sea percibido de la misma forma posteriormente, o talvez, puede que no sea visto igualmente por otro espectador. Algo que existe para unos puede que no exista para otros, y eso no asegura que lo observado exista o no exista. Lo observado y cómo es este percibido, por lo tanto, depende del observador y de cómo este a su vez se auto construye. Si el observador cambia, lo observado y la percepción de este también se modificaría en virtud de estos cambios. Así, el objeto como tal no tendría propiedades o esencias determinadas a priori, ya que este depende de un observador y de su subjetividad para ser percibido de un modo en específico en un tiempo dado. Obra de Tanaka Atsuko.


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