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¿Cómo observarse modifica nuestra percepción de lo observado? Parte 3.


Texto de una participante al curso Neuroartes, una poética cuántica en Santiago, mayo 2017. Tercera parte. Pensarse o auto-observarse es un proceso en desarrollo, puesto que no tiene un comienzo ni fin delimitado. Pensarse es un proceso de construcción y deconstrucción, en el sentido que cada vez que lo hacemos una parte o constituyente de nosotros deja de ser o existir para convertirse en algo más. La auto-conciencia, al parecer, sería el proceso con el cual somos capaces de crearnos a nosotros mismos, traernos a la existencia en el tiempo presente como un resultado efímero estable en donde convergen al mismo tiempo todas las experiencias pasadas y las potencialmente por pasar. Nuestras experiencias, historias o, mejor dicho, autobiografías son las que nos hacen ser quien somos y modelan al mismo tiempo como vemos lo externo o a los otros. Lograr pensarnos y contarnos nuestra propia historia habla de la capacidad de traer a la conciencia nuestra existencia y por ende, de la capacidad de hacerlo con los otros y con los objetos de la realidad física. Entonces, lo que consideramos como objetivo o real, no es más que un objetividad y realidad ilusoria que es real en la medida que lo pensamos como tal. Así mismo, esta realidad que puede ser común o compartida es construida a través de distintas subjetividades que se conectan y establecen esa ilusión como algo estable en el tiempo, en otras palabras, la realidad que creamos y como la conceptualizamos y percibimos es en parte resultante de los acuerdos y convenciones que tenemos entre nosotros y nuestras subjetividades. Si analizamos nuestras historias, o la historia del mundo podemos percatarnos que la permanencia también es una ilusión. Las ideologías cambian, así mismo lo estético y lo que se considera como moral o no. Lo podemos ver también en las distintas corrientes artísticas e intelectuales que han surgido a lo largo del tiempo y en los importantes postulados científicos que en algún momento de la historia se consideraron como certezas. Cuando se pensaba que la tierra era plana o que el sol giraba en torno a la tierra, por ese instante, esa verdad considerada como objetiva y real existió y fue pensada como tal. El hecho de que hoy en día se piense lo contrario no niega ni anula lo que en algún momento fue una realidad aparente para tantos y tantas. Así mismo el arte y su evolución a través del tiempo hablan de una constante transformación del sujeto. Por medio de obras uno tiene entonces acceso al pasado y a subjetividades anteriores que en su momento de existencia plasmaron parte de sus historias, memorias y experiencias en esas obras. Obra de Paul Delvaux. Bélgica.

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